sábado, 7 de septiembre de 2013

THG: La Cosecha [Mis Escritos]

El viento me azotaba con fiereza la cara, pese a las bajas temperaturas del distrito 7; yo no tenía frío.  Aun no era hora de salir al centro de la cuidad, pero no puedo evitar estar afuera, necesito ver el pueblo y el enorme bosque… puede que sea la última vez que pueda hacerlo.

Una vez que ya tengo que prepararme, diviso a mi pobre madre, veo sus grandes ojos cristalizados y sé que teme por mí. Creo que siempre lo hace, en especial cuando eres hija única. Por mi parte me alegro de eso, no me gustaría tener que temer por más personas que no sean mi madre. ¿Mi padre? El falleció el año pasado, era el mejor de los leñadores, pero eso no le impidió que a un principiante se le resbalara de las manos su hacha y diera contra mi progenitor.

No suelo recordar a mi padre, cuando estaba vivo éramos muy unidos, me enseño a usar un hacha cuando cumplí los siete, y a los ocho ya tenía mi propia hacha. Según él era un diamante en bruto, que aprendí más rápido que el cuándo le enseño mi abuelo. Supongo que recordarlo ahora es lo más obvio del mundo, pero hago un esfuerzo y lo alejó para terminar de prepararme.

Camino sin prisas, me mezclo entre las chicas de mi edad y me pongo en fila para que me extraigan sangre como todos los años. Cuando llego, siento el picor de siempre, pero con los años he llegado a acostumbrarme.

Ya es la hora, la mujer del capitolio ya está dando el mismo discurso de todos los años y nos muestra el mismo vídeo del año anterior. Ya está metiendo la mano a la bola de las chicas, y sé que tengo miedo. No recuerdo cuantas papeletas tengo, pero la posibilidad de que salga es mínima, prácticamente imposible.

O es lo que me decía a mi misma.

“Sigal Rubio”

Oh no. Ese es mi nombre, acaba de brotar de la aguda voz de la del Capitolio… soy una tributo, lo sé, porque nadie se ofrecerá en mi lugar.


Hago acopio de falsa valentía, y sin ningún tambaleo me dirijo hacia al frente, oigo cada suspiro de las chicas al pasar, suertudas, tendrán otro año más de vida. Pero la valentía se vuelve real, y sé que lucharé por ganar, no pienso dejar a mi madre sola, seré una vencedora, con solo quince años, yo intentaré ganar estos Juegos del Hambre. 

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