Hay globos de muchos colores, serpentinas y todo lo que se necesita para un cumpleaños como cualquier otro. Ahí me encuentro, buscando más papas fritas en la cocina, donde veo a mi tío con una lata de cerveza vacía en su mano.
-Felicidades Loly, cada vez ya eres más una mujercita -escucho su voz rara, modificada por toda la ingesta de alcohol que debe de tener.
-Tío, creo que deberías ir a la cama -dije con timidez, ya tenía en mis mano el paquete de papas fritas y comenzaba a irme, pero su voz me detiene.
-Pero contigo, dulzura -carraspea.
Entonces fue en mi búsqueda, y yo, muerta de pánico, dejo caer las frituras y camino hacia atrás con rapidez, hasta que choco con un mueble. Justo en la encimera, se encontraba mi pastel para la fiesta, con las velas, fósforo...y un cuchillo al lado.
Sin pensármelo dos veces, agarro el cuchillo y mi tío con una mueca de sorpresa pronuncia:
-Pero sobrina, no lastimarías a tu tío, que tanto te quiere, ¿cierto?
-Aléjate -le escupí; y añado a gritos- ¡MAMÁ, VEN! ¡AYÚDAME!
-Gran error -susurra mientras me arrincona.
Y ella un torbellino de emociones......entierro en su estómago en cuchillo hasta el mango.
Todos Creen que fue un suicidio del que yo fui presente, ni mi madre se imagina que en realidad su pequeña fue la homicida ¿y como iban a pensarlo? Cuando mi madre fui el cadáver yo estaba llorando sobre lo que alguna vez fue mi tío y todos lo atribuyeron al trauma de verlo así, no que yo fui la provocadora de ella.
